El Hijo (2020)

Creación, diseño de iluminación e interpretación: Daniel Abreu
Asistente de dirección: Janet Novás
Asistente de dramaturgia: Marina Wainer
Música: collage
Accesorios: Las practicables
Vestuario: Leo Martínez y Daniel Abreu
Proyección de vídeo y coordinación técnica: David Benito
Diseño de iluminación en colaboración con: Irene Cantero
Estrenada el 24 de noviembre en el marco del Festival de Otoño, Madrid

Técnicos: Jose Espigares, Cristina Prieto y Alfredo Diez
Fotografía: marcosGpunto
Dirección: Dirección-Elena Santonja
Con el apoyo de la Comunidad de Madrid
Apoyado en gira: INAEM
Colaboradores: Centro Coreográfico Canal, Escuela de Música y Danza de Pozuelo, Provisional Danza y Teatro Victoria
Agradecimientos: Carlota Ferrer, Museo de la Universidad de Navarra, Festival de Otoño de Madrid, Dácil González, Carmen Werner, Carmen Fuentes, Mara, Carmen Benítez, Elena P., Sergio García, Lucyanna Pettengil, Centro Cultural Paco Rabal, Teatro Victoria , Festival Danzattack, Centro Cultural Eguía, Lava de Valladolid




Desde el inicio mismo de mi carrera como creador he estado nadando en narraciones no lineales. Es una forma de cocinar solo con ingredientes naturales, en la que examino la fisicalidad fragmentada, el espacio abierto, la luz cambiante y una banda sonora ecléctica. No concibo el movimiento sin una idea de la iluminación, el espacio y el ritmo siempre cambiantes. Las capas de la obra se mueven en torno a un concepto que capta mi curiosidad: en este caso, descendencia.

El hijo habla de los lazos especiales con los padres y los lugares, y cómo lidiar con ellos. En cierto modo, los hijos se entienden a sí mismos como individuos que se liberan del vínculo, pero que se enredan irremediablemente en una repetición de modales y acciones. Algo que sólo puede explicarse parcialmente porque al final del día los individuos siempre llevan dentro de sí la reinterpretación resonante de su particular historia.

El hombre en la naturaleza es engendrado por las maravillas del nacimiento, y desde entonces su desarrollo está condicionado por las preferencias y la cultura que lo moldean a él y a su camino por la vida. Presento a este descendiente a través de la poética de la imagen y el sonido, y sin mostrarlos, hablo de sus progenitores, de los lugares y, sobre todo, de la magia que lo trajo a la vida. A través de la danza libero el regocijo de lo que significa estar vivo y tener una historia que contar, la experiencia y el entusiasmo de ser hijo, la relación con los ciclos y sistemas naturales, y con ellos, las reacciones combinadas dentro y más allá que están dando testigo de la propia existencia.

En la obra, un cuerpo consciente actual se mueve repetidamente entre otros mundos inaccesibles a simple vista. Con eventos retratados en luces y sombras, estos mundos nos afectan y nos guían a lo largo de nuestros caminos externos y sentimientos internos. Como seres emocionales, todos nos vemos afectados por el contexto de los acontecimientos que se desarrollan en la naturaleza. Con estas palabras presento a El hijo.